Los trabajadores de la ESCEG rinden homenaje a dos grandes de nuestra historia, Antonio Maceo Grajales y Ernesto Guevara de la Serna

Martes, Junio 14, 2022

Por una de esas casualidades inexplicables de la historia, Antonio Maceo Grajales y Ernesto Guevara de la Serna, el mundialmente conocido Che, nacieron un 14 de junio, pero con 83 años de diferencia. Pareciera como si las cualidades del primero reencarnaran en el segundo y ambos, unidos en la gloria, pusieran la vara en el punto más alto de la valentía, el internacionalismo, la ética, el honor y la intransigencia en la lucha contra el imperialismo y el colonialismo.Antonio Maceo nació en 1845 en la ciudad de Santiago de Cuba en el seno de una familia humilde. Sus padres, Marcos y Mariana, eran trabajadores, aunque no pobres, pues tenían una propiedad rural de nueve caballerías (una caballería equivale a 13,42 hectáreas) en la región montañosa de Majaguabo, donde criaron a sus 13 hijos en las normas de disciplina, amor filial, trabajo, pulcritud en el vestir y el pensar, cortesía, respeto a los mayores, honestidad, solidaridad, valentía, tenacidad y patriotismo.Maceo se incorporó a la Guerra de 1868 el 12 de octubre de ese año dos días después de comenzada, con 23 años, en su propia localidad de Majaguabo, junto a sus hermanos José y Justo. Bajo las órdenes del mayor general Donato Mármol, combatió en El Salado, Majaguabo Arriba, Maniabón, Baitiquirí, Arroyo Blanco, La Sidonia y Palmarito, entre otros. El 16 de enero de 1869 fue ascendido a comandante y 10 días más tarde a teniente coronel, por su capacidad militar, audacia y conceptos estratégicos en el combate. Obligado a emigrar, prepara junto con Martí y Máximo Gómez la guerra necesaria, en la cual juega un papel extraordinario. Una vez más dirige la invasión de Oriente a Occidente, librando victoriosas batallas que confirmaron su valentía, audacia y dominio del arte militar. En carga a caballo contra el enemigo parapetado en los potreros de El Cacahual muere el Mayor General Antonio Maceo Grajales a los 51 años de edad, en plena madurez de su acción y pensamiento. Su muerte que resultó un duro golpe para los cubanos y para la causa de la libertad de Cuba, fue definida por Máximo Gómez en la carta de pésame a su esposa María Cabrales: «… Con la desaparición de ese hombre extraordinario, pierde usted al dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde en fin el ejército libertador a la figura más excelsa de la Revolución». Ernesto Guevara nació también un 14 de junio, pero de 1928, en Rosario, Argentina. Hijo primogénito de Celia y Ernesto, su familia poseía recursos económicos y tenían ideas socialistas en las que educaron a sus cinco hijos. La mayor parte de su niñez, su adolescencia y primera juventud transcurren en Alta Gracia, a donde se mudó la familia en 1932 en busca de un clima propicio para contrarrestar el asma de Ernesto, que comenzó a padecerla a los dos años de edad. Con 23 años y sin concluir su carrera de medicina en Buenos Aires inició el 29 de diciembre de 1951, en compañía de su amigo Alberto Granado, su primer viaje en su moto «la Poderosa II», que los llevaría a recorrer Chile, Perú, Colombia y Venezuela. La visita a las minas de cobre de Chuquicamata (Chile) le resulta particularmente reveladora, por el grado de explotación de los obreros y la discriminación del nativo por los norteamericanos. A su regreso en julio de 1952, apunta en sus anotaciones personales: «Ese vagar sin rumbo por nuestra Mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí». En apenas un año, concluye sus estudios de medicina y el 12 de junio de 1953 recibe el título de médico. Se destaca en la Batalla del Uvero, primera vicoria del naciente Ejercito Rebelde. El 21 de julio de 1957, cuando tenía 29 años, Fidel nombró al Che como Comandante. Ejemplo, multiplicidad e integralidad lo distinguen cuando desde sus enormes responsabilidades edita el periódico El Cubano Libre. Con el seudónimo de Francotirador redacta diversos artículos, en permanente labor educativa, y en febrero de 1958 funda Radio Rebelde. Asimismo, crea pequeñas industrias de guerra, con el fin de satisfacer necesidades primarias de la contienda. Es designado jefe de una de las columnas invasoras encargadas de llevar la guerra al occidente del país. Destaca su papel para integrar a las tropas que luchaban en el Escambray contra Batista al Ejército Rebelde y llevar a cabo la heroica batalla de Santa Clara que fue el golpe mortal a la dictadura de Batista. Por orden de Fidel avanza hacia la Habana y ocupa la Fortaleza de la Cabaña. Mucho quedaría también por escribir del Che, de su obra como ministro de Industrias, como fundador de la agencia noticiosa Prensa Latina, como Presidente del Banco Nacional de Cuba, de sus misiones diplomáticas, de su intento guerrillero por ayudar a los pueblos de África y de su lucha en Bolivia. Pero nadie mejor que el propio Che en su carta de despedida a Fidel sería capaz de definir esos momentos como cuando escribió: «Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos[…] y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura». Igual que Maceo, el Che murió combatiendo, herido, sin balas, y con su pistola dañada en el combate, lo que le impidió evitar caer en manos del enemigo, es asesinado por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana el 9 de octubre de 1967, al día siguiente de su captura, cuando tenía 39 años. Con una pierna inutilizada por un balazo, sentado en una silla de la rústica escuelita primaria de La Higuera, cuando vio miedo en el soldado que habían enviado a matarlo se puso de pie apoyado en la silla y con la misma autoridad que siempre tuvo le ordenó al soldado embriagado: «Dispare, que aquí hay un hombre».

GLORIA ETERNA A MACEO Y CHE